Otro desayuno de campeones… Puta madre!!! Me levanto de la cama y me encierro en la cocina, son las 10:30… Breakfast con edulcorante colombiano (de la Colombia Street será, a juzgar por el evidente corte). No me acuerdo el nombre de la chica que todavía está en el cuarto. Me meto en la ducha y se empiezan a aclarar las ideas, pero el nombre no aparece. Salgo, me seco, me visto y me despido con un grito:
- abrí y cerrá nomas, no hace falta llave!!!
- ok –dice ella- me llevo tus sueños
Me voy pensando en la frase “me llevo tus sueños” y no termino de entenderla. Da igual, tengo otras cosas en las que pensar, por ejemplo, como estaré para la reunión que tengo con el jefe de los estudios en… mmmmmmm, uy! hace veinte minutos…
Llego con 35 minutos de retraso. Miradas inquisitivas que son tan justas como botonas. El jefe me chicanea un rato y yo no tengo el coraje de decirle que si está apurado no pierda tiempo en psicopatearme. Necesito trabajar de actor serio, no de comediante para la gilada.
Como salí de casa a las corridas no tuve tiempo de afeitarme. Siempre me paranoiquea pensar que me puede haber quedado algún resto dando vueltas en el bigote y obviamente creo, durante toda la reunión, que los ojos de los demás, cuando me miran, están puestos justo ahí. Será cuestión de afeitarme o cambiar los malos hábitos, así que lo primero que hago cuando salgo es pasar por un drugstore y comprarme una mac 3.
Cuando llego a casa veo que la chica no dejó nota, ni teléfono, ni nada, se ve que tiene claro el papel que le toca en esta historia y posiblemente ya esté tratando de conseguir el número de Charlie Sheen . Pero al entrar al cuarto me doy cuenta de que falta una almohada… la cervical rest!!! “Me llevo tus sueños”, puta madre, demasiada poesía para contarme que me iba a afanar la almohada, no?
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